Poco a poco, como si se tratara de un reloj que da horas interminables, se van forjando los pactos. Pero sin respeto a nadie. Que si Telde, que si el Cabildo de la isla de enfrente, que si los palmeros han puesto el grito en el cielo. Los días pasan y ellos saben que se tienen que dar prisa. Algunos, como Marcos Brito, son masoquistas: parece que les va el follón y estiran sus desgracias hasta el final. Y puede que hasta salgan trasquilados. Hay gente a la que le va la marcha. El pueblo se harta. Si algunos alcaldes supieran, de verdad, el sentir de la calle, se espantarían. La calle está hasta las bolas de los dimes y los diretes. La calle, aunque probablemente sea también masoquista, como Marcos Brito, no quiere esperar más. Está harta.

Pero el calendario también se cumple, inexorable. Ahora resulta que el único edil electo del PSOE de Santa Úrsula, que es llave, es amigo del socialista Manolo Correa, que puede perder la Alcaldía de La Victoria. Y condiciona su pacto a la supervivencia política del otro. En Canarias, hacer política es como vender dulces, o escobas. Da igual, todo vale. Es un modo cutre de acceder a las instituciones. Así nos va y así les va. No hay cultura, ni pedigree, ni sensatez; todo se reduce a un toma y daca indeseable e indeseado, que perturba a la población. O no. A lo mejor la población es como ellos, quién sabe.

Todos estamos cansados, más que cansados, hastiados. Estas jornadas son interminables. Se firma Telde, se firma el Cabildo de allá, se firma el Gobierno, pero empiezan de nuevo las especulaciones absurdas en otros organismos; se rebelan los palmeros, como cada cuatro años. Se rebelan los herreños, como cada cuatro años. ¿Para qué queremos más ciudadanos indignados si ya los teníamos? Y muy bien indignados.

Estas elecciones no han servido para otra cosa que para aumentar la incertidumbre. Privan los intereses personales a los del partido y, sobre todo, a los de la población, que se muestra atónita ante los acontecimientos. Somos unas pobrecitas islas con muchos partidos y muchos afanes y muy pocas metas concretas. Queremos ser independientes, pero votamos a partidos nacionales. ¿Cómo se come esto, queridos lectores?

En fin, que no podemos seguir hablando de pactos porque caeríamos en la desinformación. Y nuestra misión es mantenerlos a ustedes informados. Así que esperaremos al lunes, quizá al martes, para contarle salgo más sustancioso. Por ahora, poco más. Mientras tanto, seguiremos sumidos en el más absoluto cansancio.