AHORA descubren Cándido Méndez y Fernández Toxo, los líderes sindicales, que la situación y el paro no mejorarán si el crédito no llega a los trabajadores, a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas. Lo han descubierto ahora, pero nosotros llevamos dos años diciéndolo, día sí, día no. Zapatero todavía no se ha enterado, ni su Gobierno tampoco, de que para mejorar la situación económica lo primero que tienen que hacer es solucionar la inaguantable situación bancaria en España: los bancos nos han engañado y han engañado al Gobierno y son sus dirigentes los que mandan en este país y los que, en gran parte, han provocado la crisis.

Saben Zapatero y sus ministros que cuando dejen el poder disfrutarán de sustanciosos sueldos; saben los dirigentes bancarios que cobrarán tremendas indemnizaciones cuando abandonen sus cargos, al margen de los sueldos de escándalo que perciben sus directivos; saben los dirigentes sindicales que ellos mismos se ven beneficiados por el dinero de nuestros impuestos y que sus organizaciones reciben, sin tino, cientos de millones de euros. ¿Para qué, para beneficiar a sus afiliados? ¿Hay quien se crea eso?

Lo que sí sabemos nosotros es que llevamos meses y años proclamando que será imposible la recuperación y la vuelta a la normalidad de esos cinco millones de parados si, en vez de seguir subvencionando al trabajador, no se prima a los únicos que pueden crear empleo en este país: las pequeñas y medianas empresas y los autónomos. Porque con la actual situación no podrán seguir pagando por más tiempo las elevadas cuotas de la Seguridad Social y seguirán cerrando empresas y aumentando la terrible bolsa de paro de España y de Canarias.

Este Gobierno se está muriendo y Zapatero, con sus dimes y diretes, le ha dado la puntilla a España y a Canarias. Fíjense que ya nadie va a escucharle a los mítines; lo que diga no interesa a los ciudadanos, que saben que miente constantemente. Obra a impulsos, tapa huecos, pero no afronta el verdadero problema. Hemos comentado con insistencia que este es un país de libre mercado que no puede vivir de subvenciones oficiales a los parados, sino de incentivos a las empresas para que contraten. Y del crédito. Pero ha sido como predicar en el desierto. Ahora esos genios de sindicalistas que tenemos dicen lo mismo que hemos venido repitiendo durante años: solo con incentivos a las empresas y con créditos se aliviará el paro. Y muy lentamente, porque ha llegado demasiado lejos. Y la situación dolorosa de las familias españolas y canarias no puede mantenerse por más tiempo. Porque podría producirse, incluso, un estallido social de consecuencias no deseadas.