LA CRISIS económica ha elevado el paro en Canarias por encima de las 300.000 personas, una cifra histórica que coloca al Archipiélago como la región con mayor nivel de desempleo del país, tal y como confirmaron esta misma semana el Instituto Nacional de Estadística y la Encuesta de Población Activa, en la que la tasa de desempleo regional se eleva al 27,68 por ciento, es decir, 7 puntos por encima de la media nacional, situada en el 20,05 por ciento.

Una y otra cifra son ya más de lo que la sociedad puede soportar, pues la realidad refleja otros datos muy preocupantes, como el hecho de que nunca antes hubo tantas familias sin ningún miembro activo. Sobran, por tanto, las razones para que el Primero de Mayo que acabamos de pasar haya sido el más reivindicativo de los últimos tiempos.

No se ha celebrado, como ocurría hace años, una fiesta en pro de los derechos laborales y sí una demanda generalizada de trabajo, que nos obliga a los responsables públicos a abandonar de una vez por todas la disputa estéril; dejar de lado la lucha de partidos y esa actitud terrible que últimamente parece dominar el mundo de la representación pública, en la que los adversarios políticos se frotan las manos con la esperanza de poder alzarse victoriosos sobre las cenizas del desastre.

No es tiempo de culpar a estos o aquellos y sí de alcanzar un pacto que nos permita trabajar unidos y encontrar las mejores soluciones para este mal histórico que nos ha traído la crisis, y que ya sufren demasiadas personas en las Islas y en el conjunto del país, de acuerdo con los datos del primer trimestre del año.

En el ámbito nacional, sólo la agricultura creó empleo en marzo. El resto de los sectores destruyó puestos de trabajo en el primer trimestre, que se cerró con la escalofriante cifra de 4.612.700 hombres y mujeres que no pueden ganarse la vida; hombres y mujeres que necesitan y reclaman una solución, tal y como se hizo patente en el referido Primero de Mayo, y a los que los representantes públicos estamos obligados a ayudar.

Ese debe ser el objetivo prioritario: crear empleo. Nada hay más importante en estos momentos que poder reactivar el consumo y la economía. Debemos apelar a la razón; cumplir compromisos, y no reclamar devoluciones que ahoguen a otras administraciones, pensando exclusivamente en salvar la propia. Pero, sobre todo, es necesario actuar al menos para que los ciudadanos puedan cubrir sus necesidades más perentorias.

Así se lo ha propuesto el Cabildo de La Gomera, que contratará a unos 1.000 desempleados a lo largo del presente ejercicio, pues tenemos claro que, aunque la tarea no sea fácil y pese a las protestas de aquellos que nos acusan de crear contratos temporales, nuestra contribución es una ayuda vital para contrarrestar los efectos negativos que en nuestra Isla ha provocado la crisis internacional, y a pesar de la cual, este año vamos a disponer de 9 millones de euros para empleo, en los que están incorporados 2 millones de euros de remanentes.

Es tiempo, además, de garantizar la protección social, especialmente para los más débiles; reforzar el sistema de pensiones, para garantizar unos mínimos que permitan afrontar el día a día y, por qué no, también de llevar a cabo la reforma laboral que tanto defienden los empresarios. Debemos, sin embargo, apostar por un cambio concertado con todos los agentes sociales; un cambio profundo sí, pero que no lleve implícito la pérdida de derechos laborales ni la desprotección del trabajador, que siempre ha estado y estará dispuesto a hacer lo posible para defender su empleo, pero nunca a ser el único que ceda.

España, en general, y Canarias o cada una de las Islas que la componen, en particular, experimentaron en las décadas pasadas un crecimiento que hoy se ve truncado. Hoy la realidad ha cambiado y tenemos que afrontarla todos juntos, cambiando a un modelo económico sostenible, sin castigar a una parte más que a otra, y sí a través del diálogo y el consenso, tal y como siempre defendió nuestro recién fallecido presidente socialista Erasmo Armas, un hombre lleno de sabiduría y siempre dispuesto a compartir conocimientos y experiencias; buen político, inteligente y conciliador, al que también quisimos rendir homenaje en este último Primero de Mayo, y al que siempre tendremos que agradecer sus múltiples enseñanzas.

de La Gomera