El cantante y compositor David DeMaría está de plena actualidad tras la reciente publicación de su último álbum, "Relojes de arena", que en apenas quince días se ha convertido en superventas. Su primer single, "Que yo no quiero problemas", es una de las canciones más radiadas en las emisoras españolas. Se trata de la primera producción inédita del gaditano en más de dos años y medio tras "Caminos de vuelta" y su primer "Grandes éxitos". En "Relojes de arena", DeMaría recupera el sonido popero de sus orígenes, un género musical al que ha permanecido fiel a lo largo de doce años de carrera en solitario. El cantante ha pasado fugazmente de promoción por Tenerife en vísperas de comenzar su gira nacional, que lo traerá de nuevo a la Isla el año próximo.

Sus fans ya le echaban de menos...

En principio no pensé que iba a pasar tanto tiempo sin publicar nada, lo que ocurre es que la gira del disco anterior se prolongó mucho. No fue premeditado. Hace tiempo que tenía en la cabeza el concepto de lo que quería y cuando me puse manos a la obra todo fluyó de forma muy natural. Soy muy inquieto y estoy siempre haciendo cosas.

¿Se ha sentido en algún momento presionado por la discográfica?

No, porque saben que soy un rebelde con causa y basta con que me atosiguen un poco desde los despachos para rebelarme y decirles: ¡Ahí se quedan, que no necesito vivir de ustedes!

Este octavo trabajo, ¿sigue la tónica nostálgica que ha predominado en su anterior discografía?

Sí. Lo mío, ciertamente, es algo crónico. ¡Qué se le va a hacer! Pero, sin embargo, es también mi producción más optimista. El primer single, "Que yo no quiero problemas", es un ejemplo. Me gusta decir que hago medicina para las almas y los sentidos adormecidos. Escribir para mí está ligado al desamor, un peso casi insalvable en mi estado de ánimo y repercute en mi forma de escribir.

¿Es "Relojes de arena" un retorno a sus orígenes?

En cierta forma sí, porque retorno a ese sonido fresco, poco elaborado, sin más arreglos que el del sonido de mi voz y la guitarra. El hecho de estar con mis músicos encerrado durante más de dos meses me dio otra vez una chispa que ha rejuvenecido mi concepto sonoro.

¿Es la incomunicación uno de los grandes problemas del siglo XXI?

Desde luego. Cuanta más tecnología hay y más comunicados estamos, más perdemos la mirada, el contacto piel con piel. Además, hemos desarrollado el sentido de la posesión y siempre queremos dominar al que tenemos a nuestro lado.

¿Le preocupa el paso del tiempo?

"Relojes de arena" invita a que nos paremos un poco en esta ajetreada vida que llevamos para reflexionar sobre la pérdida de valores y de sensibilidad en la sociedad actual.

¿Le cuesta mucho separar al artista de la persona?

A veces envidio al que lo hace, pero yo no sé. Soy muy transparente en mi forma de escribir y sentir y cuando me subo a un escenario sigo siendo David.

¿Qué se ha dejado en el camino para llegar a este punto de su carrera?

Cómo no, he tenido que pagar un peaje. He perdido inocencia y tener un cierto orden en mi vida, sin embargo, no me quejo, vivo muy bien de la música y pocas personas pueden decir eso en los tiempos que corren.

¿Qué es lo que más valora?

Conservar mis principios de siempre y mi gente.

Es este último su álbum más poético?

Al menos es el mejor escrito sin duda. Digo realmente lo que quería decir, lo que me emocionaba en cada momento. Supongo que empiezo a sentir como un poeta. Bécquer y Cernuda eran unos amargados e hicieron extraordinaria poesía. Así que yo también puedo acabar siendo poesía.

¿Puede la música remendar un corazón herido?

Ya lo creo que sí. Poner una canción melódica en un momento difícil puede ayudar a agudizar la sensibilidad de las parejas. El romanticismo es un término muy denostado en la actualidad, pero que ha formado siempre una parte intrínseca del ser humano.

¿Cuándo regresará a Canarias para presentar "Relojes de arena"?

El 19 de diciembre actuaré en el auditorio Alfredo Kraus, en Las Palmas, y será ya el año próximo cuando regrese a Tenerife para un concierto. Me encanta venir porque la gente es muy calentita y anima muchísimo a los cantantes durante sus presentaciones.