La Fiscalía sueca imputó hoy a tres neonazis por otros tantos ataques con explosivos en los últimos meses en el oeste de este país nórdico, dos de ellos contra viviendas de refugiados.

Los acusados afrontan cargos por intento de asesinato y destrucción con peligro para la seguridad pública por los ataques, ocurridos entre noviembre y enero en el exterior de una librería anarcosindicalista, un alojamiento de refugiados y un camping habilitado para acoger a solicitantes de asilo.

En el segundo de los atentados resultó herida de gravedad una persona.

"Se trata de criminalidad muy grave. Sostenemos que los hechos tienen motivación política y que el objetivo de los ataques está en la línea de los círculos de supremacía blanca en Suecia", señaló en un comunicado el fiscal Mats Ljungqvist.

Ljungqvist justificó que no hayan sido acusados de un delito de terrorismo porque, en su opinión, no se puede demostrar que los ataques buscaran desestabilizar de forma grave estructuras sociales o políticas ni que pretendan infundir terror en la población.

Dos de los tres acusados recibieron formación militar previa de grupos neonazis en Rusia y todos están vinculados al Movimiento de Resistencia Nórdico, aunque la fiscalía cree que actuaron por su cuenta porque la dirección de esta organización ultra no quería recurrir a actos tan violentos.

Suecia, el país que más solicitantes de asilo per cápita recibió en toda la UE en 2015, ha registrado en los últimos dos años decenas de ataques contra viviendas de refugiados.