La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, calificó de "vergüenza" al Gobierno interino de Michel Temer y afirmó que éste se sostiene en un Parlamento lastrado por intereses "caciquiles".

"En Brasil la representación parlamentaria está lastrada por intereses económicos y caciquiles", dijo Rousseff en una entrevista emitida hoy por la cadena de televisión pública brasileña.

Rousseff afronta en estos momentos un juicio político con fines de destitución en el Senado después de que la Cámara de Diputados diera luz verde al proceso el pasado mes de abril.

A su juicio, este proceso fue consecuencia de que su Gobierno no se plegó al "chantaje público" del presidente suspendido de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, quien pidió apoyo al Ejecutivo para frenar la investigación que se cernía sobre él mismo por sospechas de corrupción.

Según Rousseff, al negarse a interferir en la investigación, Cunha aceptó la petición de poner en marcha el proceso de juicio político presentado por un grupo de juristas que a la postre ha acabado por apartarla temporalmente del cargo, mientras el Senado decide si destituirla definitivamente o no.

Para Rousseff, además, es Cunha quien marca la "agenda" del actual Gobierno.

"El Gobierno de Temer es la síntesis de lo que piensa Cunha y sigue claramente su agenda", dijo la presidenta suspendida, quien añadió que la formación del actual mandatario, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), "nunca tuvo una agenda clara".

Rousseff acusó a Cunha de "liderar a la derecha desde el centro" y de obedecer únicamente a sus propios intereses, lo que hace que sea "difícil" el poder alcanzar ningún tipo de acuerdo con su formación en estos momentos.

Cuestionada sobre cuál sería el escenario político en caso de que el Senado la absuelva de las acusaciones que pesan sobre ella por la presunta comisión de un crimen de responsabilidad, Rousseff declaró que no considera "posible" llegar a ningún tipo de acuerdo con el actual Gobierno.

La mandataria se mostró, además, indignada con el hecho de que un Ejecutivo interino esté llevando a cabo cambios estructurales que afectan a los objetivos de un Gobierno que fue "elegido democráticamente" en 2014.

"Creo que a raíz de mi caso habrá que cambiar la legislación", dijo Rousseff, quien alertó del peligro que supone que quien no fue "capaz" de ganar unas elecciones "piense que la alternativa está en destituir al presidente".

También criticó el papel desempeñado por el principal partido de la oposición en las pasadas elecciones presidenciales, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en la actual situación de inestabilidad política que vive el país.

"Fue una irresponsabilidad del PSDB, que pensaba que impidiéndonos adoptar las medidas económicas necesarias crearía el ambiente propicio para el ''impeachment'' y lo consiguió, pero esto se ha convertido en un golpe del PMDB", denunció Rousseff.

Cuestionada sobre los casos de corrupción que se ciernen sobre algunos miembros de su propia formación, el Partido de los Trabajadores (PT), Rousseff reconoció que se cometieron errores, pero agregó que cree que existe una "gran hipocresía" en torno a las investigaciones judiciales favorecida por "sectores muy importantes de los medios de comunicación que fueron cómplices".

Rousseff se mostró especialmente indignada con una información recientemente publicada por el diario Globo que aseguraba que la red de corrupción en la estatal Petrobras le pagó los gastos de peluquería y aseguró tener en su poder todas las facturas y comprobantes que demuestran que no fue así.