El último informe lanzado desde Unicef: ''Beyond Chibok'', arroja datos escalofriantes acerca del ''uso'' de niños para cometer atentados suicidas, una práctica que se ha multiplicado por 11, según la ONG.

Entre estos datos, seleccionamos los siguientes:

1.- El año pasado, 44 niños fueron utilizados como suicidas en atentados contra la población en Nigeria, Camerún, Chad y Níger. O lo que es lo mismo, once veces más que el año anterior, cuando 4 niños fueron obligados a quitarse su vida y la de los de su alrededor.

2.- El estudio también destaca que en tres cuartas partes de este tipo de ataques suicidas, se utiliza a niñas.

3.- Entre enero de 2014 y febrero de 2016, Camerún registró el mayor número de ataques suicidas perpetrados por niños (21), seguido de Níger (17) y Chad (2).

4.- En los últimos dos años, casi 1 de cada 5 atacantes suicidas con bombas era un niño o niña. El año pasado, los niños fueron utilizados en 1 de cada 2 ataques en Camerún, en 1 de cada 8 en Chad y en 1 de cada 7 en Nigeria.

5.- El año pasado, los ataques suicidas con explosivos se propagaron por primera vez más allá de las fronteras de Nigeria. La frecuencia de estos ataques aumentó de 32 a 151 en un solo año.

Unicef destaca que el problema "va más allá" de estos datos, ya que los niños y niñas que consiguen escapar de los grupos armados, ahora son vistos como una amenaza a la seguridad.

"Esta sospecha hacia los niños puede tener consecuencias nefastas. ¿Cómo puede reconstruirse una comunidad si expulsan a sus propias hermanas, hijas y madres?", dice Manuel Fontaine, director regional de Unicef para África occidental y central.

También sufren estigmatización los niños que nacen como consecuencia de la violencia sexual, que son discrimados en sus aldeas, en comunidades de acogida y en los campamentos para desplazados internos.

El informe, publicado dos años después del secuestro de las 200 estudiantes de Chibok, evalúa el impacto que el conflicto ha tenido en los niños de los 4 países afectados por Boko Haram.

Al respecto concluye que casi 1,3 millones de niños se han visto desplazados; unas 1.800 escuelas están cerradas, ya sea porque han sido destruidas, saqueadas, quemadas o utilizadas como refugios para personas desplazadas; y hay más de 5.000 niños no acompañados o separados de sus padres.