El presidente de EEUU, Barack Obama, advirtió hoy de que los republicanos están permitiendo que la "política partidista" cale en el Tribunal Supremo al negarse a confirmar a un nuevo juez, y que esa táctica podría "erosionar" gravemente el sistema judicial y la democracia en el país.

Obama visitó la Escuela de Derecho de la Universidad de Chicago (Illinois), donde dio clases durante alrededor de una década, para defender la necesidad de confirmar al magistrado que ha nominado para el Supremo, Merrick Garland, para cubrir la vacante dejada en la corte por el juez Antonin Scalia, fallecido en febrero.

Los líderes republicanos del Senado han prometido bloquear cualquier votación sobre Garland con el objetivo de que sea el próximo presidente estadounidense, que asumirá el poder en enero de 2017, quien elija al sustituto de Scalia en la corte.

"Si el proceso de nominar a jueces está tan roto y es tan partidista que un jurista eminentemente cualificado ni siquiera consigue que le consideren, vamos a ver cómo la aguda polarización política que caracteriza nuestra política electoral se extiende al sistema judicial", alertó Obama en una charla con estudiantes.

"Los tribunales serán simplemente una extensión de nuestro Congreso y nuestra política. Y eso erosiona la integridad institucional de la rama judicial. La gente perderá la confianza en la capacidad de las cortes de decidir de forma justa sobre las controversias. Nuestra democracia no puede permitirse eso", agregó.

Obama pronosticó que la inacción sobre la vacante en el Supremo podría prolongarse incluso durante años.

"Digamos que Mitch McConnell (el líder de la mayoría republicana en el Senado) insiste en no mantener ninguna audiencia y no programar un voto (sobre Garland), y digamos que todo les sale como ellos quieren y su nominado (a la Presidencia), sea quien sea, gana (las elecciones) y designa" a otro juez para el Supremo, indicó.

"La noción de que entonces los demócratas dirían ''vale, nos parece muy bien'', parece inconcebible. Así que los demócratas dirían ''esperaremos otros cuatro años y ya veremos cuando llegue el nuevo presidente''", lo que podría llevar a una batalla política que sería "un desastre para las cortes", argumentó.

La nominación de Garland, un juez moderado y respetado por ambos partidos, decepcionó a algunos en la izquierda del partido demócrata y a quienes esperaban ver un perfil que reflejara mejor la diversidad del país, después de que Obama nominara a dos juezas a comienzos de su presidencia, entre ellas la hispana Sonia Sotomayor.

"(Garland) es un hombre blanco, pero es un jurista realmente extraordinario", defendió Obama.

"Hay muchas causas progresistas por las que seguiré luchando mientras esté vivo", continuó, "pero estas no son cosas que normalmente va a poder hacer un juez del Tribunal Supremo, así que soy modesto en mis expectativas de lo que puede hacer la corte".