El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, celebró hoy el informe interno de Estados Unidos en el que reconoce haber cometido errores y anuncia que tomará medidas contra los causantes del bombardeo al hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz (norte) en octubre, en el que murieron unas 30 personas.

"Esta investigación estadounidense no ignora ningún hecho o evidencia, admite errores y permitirá a las autoridades aprender de esos errores, así como pedir cuentas a los responsables cuando sea oportuno", afirmó Gani en un comunicado.

El presidente afgano resaltó que su Gobierno respalda a EEUU en sus esfuerzos por adoptar las recomendaciones hechas en el informe y trabajará más estrechamente con su aliado para "evitar que ese tipo de incidentes se repitan".

"A diferencia de los terroristas y enemigos de Afganistán, que atacan a la población civil de manera deliberada y maltratan voluntariamente a hombres, mujeres y niños inocentes, nosotros tomamos grandes precauciones para evitar herir a civiles mientras defendemos nuestra nación", sentenció el mandatario afgano.

Gani reconoció que los "errores" como el que provocó el bombardeo al hospital de MSF "pueden y deben ser evitados", y para ello indicó que revisarán sus propios procedimientos en combate y aumentarán el entrenamiento de sus tropas.

"Se trata de un doloroso recordatorio del coste de la guerra que llevamos a cabo contra grupos terroristas y los enemigos de Afganistán", aseveró el presidente en referencia a los talibanes y a organizaciones yihadistas como el Estado Islámico.

El comandante de las fuerzas de EEUU en Afganistán, el general John Campbell, aseguró hoy durante la presentación de las conclusiones de la investigación interna sobre el bombardeo al hospital que ha suspendido a los militares directamente vinculados en el suceso, un "trágico, pero evitable (...) error humano".

El informe concluye que los militares implicados no sabían que el edificio atacado era el hospital de Médicos sin Fronteras, ya que pensaban que atacaban un objetivo diferente situado a unos cientos de metros y donde se había informado de la presencia de combatientes.

Asimismo, la investigación reconoce que el personal encargado del ataque aéreo no adoptó las medidas adecuadas para verificar que se trataba de un objetivo militar "legítimo".