Las fuerzas de Seguridad tunecinas han expulsado a 110 militares y agentes de diferentes cuerpos tras descubrir que tenían estrechos vínculos con grupos yihadistas, reveló hoy el portavoz del ministerio local de Interior, Walid Louguini.

El responsable no proporcionó detalles como dónde y cuando fueron expulsados los citados agentes y se limitó a señalar que la decisión se sostiene en "serias sospechas de que pertenecían a organizaciones terroristas o simpatizaban con ellas".

"Pertenecen a diversos cuerpos: la policía, la guardia nacional, el Ejército o el servicio de aduanas", agregó Louguini sin ampliar la información.

Taufik Bououne, inspector general de Seguridad nacional en el ministerio de Interior, explicó, por su parte, que varios de los expulsados habían pasado a los supuestos terroristas información sobre patrullas y puestos de control.

"Cinco o seis de ellos tenían relación con redes de contrabando" de las que se surtían los terroristas, agregó el inspector, citado pro la radio local Shams.

Los servicios de Seguridad tunecinos están bajo sospecha desde que en marzo y junio pasados sendos atentados yihadistas segaran la vida de 60 turistas extranjeros en el museo de el Bardo, el más importante del país, y en una playa de Hammamet, uno de los principales balnearios del país.

Los graves fallos de seguridad que facilitaron ambos ataques -en las dos ocasiones, los autores llegaron a su objetivo con facilidad y dispusieron de tiempo suficiente antes de que la Policía actuara- ya condujeron al cese de numerosos responsables.

Expertos coinciden en argumentar que la decisión de desmantelar los servicios secretos tras la huida del dictador, Zinedin el Abedin Bin Ali, en 2011, debilitó la seguridad del país y permitió que se infiltraran elementos radicales y sin experiencia durante el gobierno tripartito de transición.

Mandos policiales han admitido que los infiltrados habían comenzado a crear un sistema de seguridad y de Inteligencia paralelos.