Bulgaria ha reforzado la seguridad en sus fronteras con Turquía, Grecia y Macedonia, para lo que ha movilizado fuerzas policiales adicionales, gendarmería y ejército, con el fin de afrontar la creciente llegada de refugiados.

Además, patrullas de la policía y la gendarmería hacen controles en todas las carreteras en el sur de Bulgaria que conducen a la frontera con Turquía, informó la agencia BGNES.

Se han instalado puestos de control tanto en ciudades y balnearios frecuentados por turistas durante el verano, como Sozopol, Ahtopol, Sinemorets, Lozenets y Rezovo, todas ellas a orillas del Mar Negro, así como en sus alrededores.

Según la agencia, que cita fuentes policiales, en las últimas operaciones las autoridades estaban registrando prácticamente todos los microbuses y camiones, e incluso algunas veces turismos.

Este tipo de operaciones durarán por un tiempo indefinido y su objetivo es buscar inmigrantes escondidos en los vehículos.

El ejército búlgaro desplegó la semana pasada varios coches blindados y decenas de soldados en los cuatro puntos fronterizos con la vecina Macedonia, por donde pasa la llamada "ruta de los Balcanes" de los refugiados que buscan un país seguro en la Unión Europea, confirmaron fuentes del Ministerio de Defensa.

Según testigos contactados por Efe, en el punto fronterizo de Gyueshevo, a unos 75 kilómetros al oeste de Sofía, el ejército desplegó vehículos Hummer, con ametralladora, y soldados armados con fusiles automáticos Kalashnikov.

Las autoridades búlgaras han registrado una duplicación del número de inmigrantes respecto al año pasado.

Según la Agencia estatal para los refugiados, desde enero casi 10.000 personas han pedido asilo en Bulgaria y se prevé que la cifra alcance los 13.000 hasta el final del año.

Los solicitantes de asilo en este país provienen mayoritariamente de Siria y de Irak.

Hasta el momento, en los seis centros de acogida en Bulgaria han sido alojadas cerca de 4.000 personas, la mitad ciudadanos sirios.

Mientras tanto, continúan las obras de construcción de una valla alambrada de 131 kilómetros que Bulgaria eleva a lo largo de la frontera con Turquía para frenar la inmigración ilegal, de forma similar a la alambrada instalada por Hungría en su frontera con Serbia.