Los militares que intentaron el miércoles dar un golpe de Estado contra el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, y fuerzas leales al mandatario se enfrentaron ayer en una jornada en la que aumentó la violencia y la confusión en el país, donde el Gobierno insiste en el fracaso del levantamiento.

Nkurunziza, quien seguía en Tanzania al continuar cerradas las fronteras de Burundi por parte del Ejército, volvió a hablar del fracaso del golpe de Estado anunciado por un general para atajar la ola de violentas protestas contra las aspiraciones del presidente de aspirar a un tercer mandato.

"Pido a todos los burundeses que mantengan la calma en esta clara impostura. La situación está bajo control y el orden constitucional será salvaguardado", aseveró Nkurunziza a través de Twitter.

Sin embargo, durante la mañana crecieron los enfrentamientos entre distintas facciones del Ejército en la capital, Buyumbura, donde se escucharon grandes explosiones, según pudo constatar Efe.

Militares golpistas y partidarios de Nkurunziza lucharon por el control de la radiotelevisión nacional de Burundi (RTNB), cerca de cuya sede se lanzaron granadas, informaron medios locales.

Sus emisiones cesaron tras violentos enfrentamientos en los alrededores de la radio, cuyos accesos siguen controlados por los golpistas, según fuentes próximas a la emisora.