La aviación del régimen sirio ha efectuado un total de 11.017 ataques, que han causado 2.314 muertos desde comienzos de 2015 hasta finales de abril, según los últimos datos publicados hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

De los fallecidos, al menos 1.606 era civiles: 369 menores de edad, 255 mujeres y 982 hombres.

Además, al menos 708 combatientes de distintas brigadas rebeldes, así como del Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y del grupo terrorista Estado Islámico (EI) perdieron la vida.

A estas víctimas, se suman más de 13.000 personas heridas por los bombardeos.

De total de ataques, 5.934 fueron llevados a cabo con helicópteros militares, que arrojaron barriles de explosivos; mientras que 5.083 fueron cometidos por aviones castrenses.

Los bombardeos se registraron en trece de las catorce provincias sirias. La única que ha quedado a salvo es Tartús (noroeste), uno de los feudos del presidente Bachar al Asad, donde apenas se han producido hostilidades durante estos cuatro años de conflicto.

En una entrevista con la cadena de televisión británica BBC el pasado 10 de febrero, Al Asad negó que las fuerzas armadas empleen barriles de explosivos de forma indiscriminada.

"Tenemos bombas, misiles y balas. No hay bombas de barril, no tenemos (bombas) de barril", aseguró el mandatario.

El año pasado, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución en la que pedía a todas las partes "cesar de inmediato los ataques contra civiles", los bombardeos indiscriminados de zonas pobladas y "el uso de barriles de explosivos".

El Observatorio exigió al organismo internacional que obligue a las autoridades sirias al cumplimiento de esa resolución y achacó al Consejo de Seguridad la responsabilidad del aumento de los ataques aéreos contra lugares residenciales en los últimos meses.