Alrededor de 35.000 personas, según la policía, recorrieron ayer el centro de Moscú en una marcha para condenar la revolución del Maidán que hace justo un año derrocó al entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, tras tres días de sangrientos disturbios.

Los manifestantes, convocados por un centenar de organizaciones sociales, portaron banderas rusas y pancartas que rezaban consignas contra una revolución que muchos en Rusia, incluidas las autoridades con el presidente Vladímir Putin al frente, califican de golpe de Estado.

"No perdonaremos el asesinato de nuestros hermanos". "¿Hoy el Maidán y mañana la guerra?". Rezaban algunas de las pancartas, citadas por las agencias rusas.

La protesta concluyó con un mitin en la plaza de la Revolución de la capital rusa, aledaña a la plaza Roja y prácticamente junto al Kremlin, una zona vetada para las manifestaciones de la oposición extraparlamentaria rusa.

Aunque el número de manifestantes superó de largo a las 10.000 personas para las que se había autorizado la marcha, la policía de Moscú ya adelantó que no multará a los organizadores.

"Para que haya multa, la cantidad de manifestantes debe provocar consecuencias negativas", dijo el jefe de Seguridad de la policía, Alexéi Mayórov.