El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, acogió el resultado del referéndum sobre la independencia de Escocia con satisfacción y lo vio como muestra de que "el mundo aún no ha enloquecido totalmente".

"El resultado del referendo me ha hecho muy feliz", señaló el socialdemócrata, cuyo país se separó de la vecina Eslovaquia en 1993 mediante un acuerdo político entre ambas partes.

De haber tenido éxito la iniciativa secesionista se habría desatado una "ola de nacionalismo", agregó el mandatario checo, para quien "el mejor futuro de Europa es la integración y no más desgarrones".

"Está bien que, en vez de dedicarnos a afrontar los resultados del separatismo escocés, podemos ahora concentrarnos en Europa a fortalecer la economía y la estabilidad en los países que nos rodean", concluyó Sobotka en alusión a la crisis en Ucrania.