La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, pidió ayer la disolución de la Asamblea Nacional de Francia para "darles la palabra a los franceses" y se consideró preparada para gobernar el país al opinar que el ascenso del "movimiento patriótico", según los sondeos, es irreversible.

Le Pen mantuvo el habitual tono crítico e irónico de sus discursos en la clausura de la universidad de verano de las juventudes del FN y arremetió contra la política del presidente francés, François Hollande.

"Disolver la Asamblea sería la primera decisión responsable de Hollande desde mayo de 2012", afirmó en la localidad de Fréjus, en el suroeste de Francia, e insistió en que el estado del país es "catastrófico" y subrayó que son los franceses, y no los inquilinos del Elíseo, quienes sufren las consecuencias.

Le Pen llegó a esta cita aupada por los buenos resultados de las últimas encuestas, que avanzan que, en caso de que hubiera elecciones anticipadas, superaría a todos los potenciales candidatos de izquierda y derecha en la primera vuelta y lo haría también en la segunda si el oponente fuera Hollande. "El movimiento que porta las ideas nacionales y patrióticas es irreversible. Los sondeos nos dan la esperanza".