El presidente estadounidense, Barack Obama, dio ayer marcha atrás a su intención de tomar medidas ejecutivas sobre la reforma migratoria antes del final del verano, y anunció que las retrasa hasta después de las elecciones legislativas de noviembre.

"Debido a la extrema politización de este asunto, el presidente cree que sería dañino para la propia medida y las perspectivas a largo plazo de una reforma migratoria integral anunciar una acción ejecutiva antes de las elecciones", afirmó un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, en una conferencia telefónica con periodistas.

De este modo, Obama cede a las presiones ejercidas por legisladores de su propio partido, el demócrata, que consideraban que estas acciones podían perjudicar a algunos candidatos en las elecciones claves del próximo noviembre.

En estos comicios, en los que se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, los demócratas temen perder el control de la Cámara alta.

Conscientes de las críticas que este aplazamiento tendrá entre los activistas pro-reforma, especialmente la comunidad hispana, la Casa Blanca señaló que Obama solo ha decido postergar la cuestión y tomará estas acciones ejecutivas antes de finales de año.

"La decisión no es sobre si actuara o no, actuará antes del fin de 2014", indicó el alto cargo.