Ucrania y los rebeldes acordaron ayer con mediación rusa y europea un alto el fuego que entró en vigor a las 18:00 hora local (15:00 GMT) y que debería dar paso a un proceso de paz que se perfila arduo, ya que los insurgentes no renuncian a la independencia.

"Todo el mundo quiere la paz, toda Ucrania desea la paz, incluido los millones de habitantes del Donbass" (las regiones de Donetsk y Lugansk), aseguró Petró Poroshenko, el presidente ucraniano, invitado a la cumbre de la OTAN en Gales (Reino Unido).

El acuerdo de cese de las hostilidades fue alcanzado en Minsk durante las consultas del Grupo de Contacto (Ucrania, Rusia y la OSCE) con participación de los líderes de las autoproclamadas repúblicas separatistas.

No es el primer alto el fuego declarado desde el estallido de la sublevación armada contra Kiev en abril pasado, aunque sí el primero acordado por ambos bandos con el beneplácito de la comunidad internacional.

"Es muy importante que este alto el fuego dure mucho tiempo y que durante la tregua continuemos el diálogo político para encontrar la paz y la estabilidad", dijo Poroshenko, quien añadió que a partir del acuerdo se elaborará una "hoja de ruta" para su implementación.

El documento incluye otros puntos, como son el control internacional del alto el fuego, que correrá a cargo de la OSCE, y el canje de prisioneros de guerra, que comenzará mañana mismo, según Poroshenko.

Además, la representante de la OSCE en las consultas de Minsk, Heidi Tagliavini, aseguró que ambos bandos habían acordado el repliegue del armamento pesado, en alusión a los tanques y a las piezas de artillería.

También se abrirán corredores humanitarios para poder ejercer el suministro de ayuda a las poblaciones en la zona que se encuentran en conflicto, el primero de los cuales podría entrar en territorio ucraniano hoy procedente de Rusia.