Tras ser violada por un mulá en una mezquita de una remota zona de Afganistán, Berishna -de 10 años- fue acogida por un grupo de mujeres activistas ante la intención de su familia de matarla para "limpiar la vergüenza con sangre". La pequeña vivió durante casi un mes en un centro de acogida, pero hace 11 días la Policía devolvió a la niña a su familia tras amenazas de milicias locales y ahora se teme por su vida. Desde entonces, no hay noticias de Berishna y activistas y la organización Human Rights Watch temen por su vida. El líder religioso Mohamed Amin pidió a la pequeña que se quedase a limpiar tras estudiar el Corán en la mezquita del remoto pueblo de Alti Gumbad en la norteña provincia de Kunduz el pasado 15 de mayo. "El mulá llevó a la niña a la zona de rezo, le ató las manos y la violó", narra Hasina Sarwari, pediatra que dirige un centro de acogida para mujeres. Un mulá violó a la menor en la zona de rezo de una mezquita de Alti Gumbad "Después la liberó y la amenazó de muerte si se lo contaba a alguien", añade Sarwari. Cuando Berishna regresó a su casa, la madre alarmada por la sangre llevó a su hija a un hospital. "El informe médico reveló que la violación había sido tan violenta que le causó una fístula entre la vagina y el recto", explica Sarwari. La niña estuvo ingresada en el centro médico durante 22 días, tiempo durante el cual la Policía, los sanitarios y Sarwari protegieron a Berishna de su familia, que quería llevársela y hablaron "claramente de matarla y tirarla al río", según la activista. "Pero la tía de la pequeña no estaba de acuerdo y me avisó", cuenta Sarwari, quien añade que "gracias a ello pudimos protegerla y evitar el crimen de honor". Los crímenes de honor son habituales en Afganistán.