El avión de la compañía española Swiftair que se estrelló el jueves en Gossi (este de Mali) está totalmente desintegrado y sus restos diseminados en un espacio de unas nueve hectáreas, que vigilan 220 militares de Francia, Mali y Holanda, han informado las autoridades francesas.

Se trata de una zona de sabana, "de unos 300 por 300 metros", pero de "muy difícil acceso, particularmente en temporada de lluvias", ha dicho en una comparecencia ante la prensa el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius.

Las primeras imágenes grabadas por un soldado de Burkina Faso, de los primeros en llegar al lugar, que han sido difundidas por la televisión francesa muestran una extensa área con restos de pequeño tamaño y de los que apenas son reconocibles algunos restos del fuselaje.

Según la compañía Air Algérie, a bordo viajaban 110 pasajeros y seis miembros de la tripulación españoles y no ha habido ningún superviviente, pero las autoridades francesas, que están dirigiendo todas las operaciones de búsqueda y rescate, han dicho que había 112 pasajeros, de los que 54 eran franceses.

Los españoles fallecidos son el piloto Agustín Comerón y la primera oficial Isabel Gost, y los tripulantes de cabina Raúl Montero, Miguel Ángel Rueda, Federico Cárdernas y Rafael Gasanaliev.

El dispositivo militar que controla la seguridad sobre el terreno está compuesto por militares franceses, malienses y holandeses integrantes de la Misión de Naciones Unidas en el norte de Mali (Minusma).

La Minusma envió ayer dos helicópteros Apache para sobrevolar la zona e impedir la entrada de personas que pudieran alterar el escenario del accidente, además de agentes de la policía científica y médicos forenses.

España ha ofrecido a Francia para ayudar en las labores de rescate un avión C-295, destacado en Dakar (Senegal), y el Hércules que tiene en Libreville (Gabón), así como los efectivos desplegados en la misión de Mali, según la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz.