El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, declaró un día de luto nacional en memoria de los fallecidos por la avalancha de tierra en la localidad de Argo, provincia de Badajshán (Noreste del país), y pidió a los empresarios del país que contribuyan en la medida de lo posible a proteger a los supervivientes de la catástrofe. De momento, el balance que realiza el Gobierno afgano cifra los fallecidos entre 250 y 350, pero las autoridades locales prácticamente confirman que el número de muertos rebasa los 2.500. El lugar fue declarado ya fosa común y las tareas de rescate están prácticamente suspendidas por la completa falta de recursos de los que disponen los servicios de Emergencia de uno de los países más empobrecidos del mundo.