El presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, propuso ayer a la ONU realizar una operación antiterrorista conjunta en su país, durante una conversación telefónica con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Mientras, crece la tensión en la región de Donetsk por la ocupación por la fuerza de edificios gubernamentales por parte de prorrusos. Además, tanto Occidente como Rusia se culpan mutuamente de la escalada de tensión que existe en el este de Ucrania.

Turchínov explicó a Ban que la presencia de fuerzas de paz de la ONU en Ucrania permitiría a la comunidad internacional confirmar la legitimidad y la legalidad de la operación antiterrorista lanzada por Kiev ante los retos secesionistas. Y subrayó que el objetivo de la operación antiterrorista puesta en marcha por las autoridades en las regiones orientales, donde los sublevados prorrusos han tomado varios edificios gubernamentales, es proteger a la población civil.

Ayer por la mañana expiró otro ultimátum de Kiev sin que nadie le hiciera caso y sin reacción alguna del Gobierno ucraniano a la cada vez más descarada rebeldía de los prorrusos.

Por otra parte, los ministros de Exteriores de la UE tomaron ayer la decisión de ampliar la lista de rusos y ucranianos sancionados como personas responsables de la violencia registrada en los últimos días en Ucrania y por amenazar la soberanía e integridad del país.

Al mismo tiempo, dejaron claro que nuevos pasos por parte de Rusia que sigan desestabilizando la situación en Ucrania "podrían llevar a consecuencias adicionales" para las relaciones económicas entre la UE y Rusia.

En este sentido, EEUU y Ucrania denunciaron en Viena que hay indicios de que agentes rusos participan en las violentas tomas de edificios gubernamentales en el este ucraniano, mientras que Moscú alertó de que, si Kiev responde con violencia a esas "manifestaciones", podría estallar una guerra civil.

Además, el Gobierno de EEUU confirmó ayer que el director de la CIA, John Brennan, estuvo este fin de semana en Ucrania.