Rusia oficializó ayer la anexión de Crimea, rechazada en coro por la comunidad internacional, mientras el Gobierno de Ucrania declaró que el conflicto ya ha pasado a la dimensión militar y autorizó el uso de armas a sus soldados en la península escindida.

Kiev denunció la tensión militar en la rebelde autonomía tras la muerte de un suboficial ucraniano durante un asalto a una base militar de Ucrania en Simferópol, capital de Crimea, por parte militares supuestamente rusos sin distintivos. "El conflicto ha dejado de ser político y ha pasado a la esfera militar", dijo el primer ministro, Arseni Yatseniuk. "Hoy (por ayer) los soldados rusos dispararon contra militares ucranianos", afirmó Yatseniuk en la televisión ucraniana.

A su vez, el presidente interino ucraniano, Alexandr Turchínov, aseguró que su país ha sido saqueado por Rusia, que Crimea "es y será territorio de Ucrania", y denunció que el líder ruso, Vladímir Putin, "copia a los fascistas del siglo pasado, anexionando un territorio de un país independiente, reconocido por todo el mundo".

Acto siguiente, el Ministerio de Defensa de Ucrania autorizó el uso de armas a sus militares emplazados en Crimea, al denunciar que los agresores que atacaron la unidad militar "iban con uniformes de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa sin distintivos y armados con fusiles de asalto y un rifle de francotirador".

El comandante de la unidad habría sido retenido por los asaltantes para obligarle a pasarse de bando, según las autoridades ucranianas, y "todos los militares fueron arrestados y les quitaron los documentos y el dinero. Les sacaron, les formaron y les desarmaron".

Horas antes, el presidente ruso y los líderes de Crimea firmaron en el Kremlin un tratado bilateral por el que se acogió a la república de Crimea y a la ciudad de Sebastópol en el seno de la Federación Rusa.

La firma tuvo lugar en una ceremonia solemne ante el pleno del Parlamento y los jefes de todas las regiones rusas, reunidos en la Sala de San Jorge del Gran Palacio del Kremlin, dos días después del referéndum en el que más del 96% de habitantes de la península, de mayoría rusa, votaron por su entrada en Rusia.

Tras denunciar que Occidente en Ucrania "se ha pasado de la raya" al apoyar la revuelta popular que barrió al presidente Víctor Yanukóvich, y asegurar que Moscú no pretende hacerse con otras regiones ucranianas, ni dividir ese país, Putin se dio un baño de multitud en la Plaza Roja, donde proclamó ante un centenar de miles de seguidores que "Crimea y Sebastópol vuelven a su puerto", Rusia.

En respuesta, Bruselas advirtió a Moscú de que "la UE no reconoce ni reconocerá la anexión de Crimea y Sebastópol a la Federación de Rusia", según dijeron los presidentes de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

A su vez, el Gobierno de EEUU aseguró que la comunidad internacional no reconocerá jamás "el intento de anexión" de Crimea a Rusia, que definió como "una amenaza a la paz" internacional y "claramente ilegal". Washington anunció que se reunirá con los miembros del G7 para próximas medidas a tomar.