La batalla callejera entre los manifestantes y la policía ucraniana continuó ayer por segundo día consecutivo en Kiev, sin que las autoridades consiguieran restablecer el orden público y los llamamientos al diálogo no hayan surtido efecto. Grupos de manifestantes siguieron siguieron ayer atacando a la policía con piedras, cócteles mólotov, bombas aturdidoras y bengalas en las inmediaciones del estadio Lobanovski, no lejos de la plaza de la Independencia, bastión opositor desde hace dos meses para defender la integración del país en la UE, aparcada por el Gobierno.

En respuesta, los efectivos antidisturbios, que no dejan de recibir refuerzos, recurren a balas de goma, bombas de humo y gas lacrimógeno. Cada cierto tiempo, los sanitarios median entre ambas partes para atender a los heridos, que ascienden a varios centenares, entre opositores y agentes del orden. Más de 20 personas fueron detenidas, según el Gobierno, acusadas de "desórdenes masivos", entre ellas representantes de varios partidos políticos opositores.

Entre los más de cien hospitalizados, tres manifestantes han perdido un ojo, mientras a otro le han tenido que amputar una mano.

Pese a que las temperaturas rondan los 10 grados bajo cero, varios miles de personas seguían atrincheradas anoche en la plaza de la Independencia, donde algunos manifestantes decidieron construir una catapulta para lanzar piedras y cócteles mólotov y todo tipo de cosas contra la policía apostada en el perímetro.