La dimisión presentada ayer por el primer ministro tunecino, Ali Laridi, al jefe del Estado, Monsef Marzuki, de acuerdo a la hoja de ruta alcanzada el pasado octubre entre el Gobierno y la oposición, abre una nueva fase de la transición política tunecina, que vislumbra ya su final. El jefe del Ejecutivo saliente anunció su renuncia y "la de todo su Ejecutivo" en una breve comparecencia en el Palacio Presidencial de Cartago tras una reunión con Marzuki.

"Como prometí hace tiempo, ahora que hay una visión clara y una garantía clara sobre el futuro del país, que está a punto de entrar en una nueva etapa con la preparación de las elecciones, presento la dimisión del Gobierno que he dirigido durante 10 meses aproximadamente", dijo Laridi.

El presidente del Ejecutivo precisó que su gabinete permanecerá "hasta la liquidación de los asuntos corrientes en espera de la formación del futuro Gobierno", que dirigirá el tecnócrata Mehdi Yuma, cuya designación oficial está prevista para dentro de dos días.

Laridi tomó este paso clave, que debería contribuir a distender las tensas relaciones entre Gobierno y oposición, después de que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) designara la pasada madrugada a los nueve miembros que compondrán la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE). La ISIE deberá fijar y supervisar los comicios legislativos y presidenciales cuya fecha aún no ha sido anunciada.

El 5 de octubre la alianza gubernamental dirigida por el partido islamista Al Nahda se comprometió a ceder el poder a un Gobierno de consenso a cambio de que la Asamblea Constituyente acelerara sus trabajos para la redacción de la nueva Constitución, cuya conclusión se espera la próxima semana, y la celebración de elecciones. A partir de su nombramiento, Yuma tendrá dos semanas para formar un nuevo Gobierno de "independientes" tecnócratas.