El presidente filipino, Benigno Aquino, defendió ayer la respuesta gubernamental a la crisis humanitaria provocada por el tifón "Haiyan" en el centro del país, donde siguen las tareas de rescate y se intensifica el envío de ayuda a los damnificados.

En una visita a las localidades de Guiuan y Tacloban, dos de las más afectadas por el tifón, el mandatario aplaudió la gestión de la mayoría de gobiernos locales ante el desastre natural, pero recriminó a algunos municipios, que evitó nombrar, que no se prepararan lo suficiente. Aquino destacó en un discurso televisado la buena preparación de Guiuan en los días anteriores a la llegada del tifón, lo que ayudó a prevenir un mayor número de víctimas mortales.

Según las cifras oficiales, murieron 99 personas de los 47.000 habitantes de Guian, situada en la provincia de Samar Oriental, una de las primeras en ser golpeadas por la tormenta.

"Ahora nuestro objetivo es reducir (el número de fallecidos) aún más", afirmó el presidente filipino en Guiuan durante su intervención.