El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, desplegó ayer en El Cairo su tono más conciliador para tratar de restañar las heridas abiertas en la relación con Egipto, tras la destitución del presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi por el golpe de Estado del pasado 3 de julio.

Con su visita, la de más alto nivel desde la caída de Mursi, Kerry otorgó carta de naturaleza a las nuevas autoridades interinas de Egipto, con quienes, afirmó, "Estados Unidos está decidido a cooperar en su transición hacia la democracia".

"El presidente Obama y el pueblo estadounidense apoyan al pueblo egipcio, se trata de una relación vital, y estamos preparados para ayudar en esta tremenda transformación que está experimentando Egipto", dijo Kerry en una rueda de prensa tras reunirse ayer con su homólogo egipcio, Nabil Fahmi.

"No es un secreto que han sido tiempos difíciles y que los últimos dos años han sido turbulentos, pero el pueblo egipcio ha demostrado al mundo su fortaleza", añadió. La escala de Kerry en El Cairo, que no fue confirmada de forma oficial por Washington hasta su misma llegada, forma parte de una gira por Oriente Medio, el norte de África y Europa que llevará al secretario de Estado norteamericano por ocho países.