El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, ha ofrecido a la insurgencia talibán iniciar un proceso de diálogo para detener la violencia terrorista, aunque amenazó con usar "la fuerza del Estado" si esa opción no fructifica.

"Como todo paquistaní, quiero un rápido fin de esta sangría, ya sea mediante un proceso de diálogo o usando la pesada fuerza del Estado", dijo anoche Sharif en su primer discurso a la nación desde que accedió al cargo, según un comunicado enviado hoy a la prensa.

"Todas las instituciones del país están unidas unánimemente en este asunto nacional", aseguró.

Sharif, cuya conservadora Liga Musulmana-N arrasó en los comicios generales de mayo, reconoció que el aparato de seguridad de Pakistán ha fracasado en la lucha contra la insurgencia durante los últimos años.

"Debemos admitir que nuestras agencias de seguridad y administrativas y nuestro sistema de castigo han fallado a nuestras expectativas contra el desafío del terrorismo", dijo.

Sharif, que en los noventa fue primer ministro dos veces pero no cumplió los mandatos, subrayó que "la oferta de consulta y reconciliación" que hizo en primavera a las fuerzas políticas es ampliable a otros actores, en alusión a talibanes y grupos afines.

"Voy un paso más allá para mantener diálogo con aquellos que desafortunadamente adoptaron el extremismo. Tenemos más de una opción para lidiar con los terroristas, pero la sabiduría nos pide (el diálogo) para evitar perder más vidas inocentes", defendió.

El primer ministro tendió así una rama de olivo a la insurgencia en Pakistán, cuya actividad se disparó exponencialmente a partir de 2007, año en el que se creó el TTP, un movimiento aglutinador de varias facciones talibanes locales.

El TTP se ha situado detrás de la mayor parte de los cientos de atentados terroristas que han tenido lugar desde entonces en el país, aunque en el territorio operan una veintena de grupos yihadistas e insurgentes con diferentes objetivos.

Algunos analistas tenían la expectativa de que con el conservador Gobierno de Sharif se moderaría la actividad talibán, algo que finalmente no ha sucedido.

El Ejecutivo previo al de Sharif, liderado por el Partido Popular (PPP), intentó al comienzo de la legislatura pasada -en 2008 y 2009- negociar con algunos grupos talibanes pero tras fracasar ordenó al Ejército lanzar operaciones a gran escala en zonas conflictivas.

Durante el mandato del PPP hubo una moratoria de facto en la aplicación de ejecuciones de reos.

Sharif, sin embargo, ha apuntado a la necesidad de retomar el cumplimiento de las penas de muerte que dictan los tribunales, algo a lo que hoy aludió al admitir que el "sistema de castigo" ha fallado.