La situación es hoy de tranquilidad en El Cairo, donde ayer se vivió una nueva jornada de protestas en la que decenas de miles de simpatizantes del depuesto presidente Mohamed Mursi salieron a las calles para pedir su restitución.

Las manifestaciones se desarrollaron de forma pacífica y culminaron sin incidentes, coincidiendo con las celebraciones de los musulmanes por el mes sagrado de Ramadán.

El principal foco de protestas islamistas se encuentra en la plaza de Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, donde los seguidores de Mursi permanecen acampados desde hace dos semanas para defender su legitimidad.

Desde ese punto partieron ayer algunas marchas hacia otras zonas de la capital, mientras que manifestantes no islamistas se concentraron en la céntrica plaza Tahrir para romper el ayuno de Ramadán.

Los islamistas también pidieron la liberación de Mursi, que se encuentra retenido desde que el pasado 3 de julio el Ejército lo depusiera y colocara en su lugar de forma interina al entonces jefe del Tribunal Constitucional, Adli Mansur, encargado de convocar y supervisar las elecciones durante el nuevo periodo de transición.

Precisamente ayer, Estados Unidos y Alemania solicitaron la puesta en libertad del mandatario depuesto, que sus partidarios consideran que está en la sede de la Guardia Republicana, también en el este de El Cairo.

Frente a esa sede el lunes pasado murieron al menos 51 personas en enfrentamientos con el Ejército sobre los que existen versiones contradictorias.

Mientras que los Hermanos Musulmanes sostienen que los soldados dispararon contra manifestantes pacíficos que estaban rezando en la zona, las Fuerzas Armadas señalan que abrieron fuego contra elementos armados que les habían disparado previamente.

La Fiscalía egipcia emitió esta semana una orden de detención contra diez dirigentes islamistas, entre los que destaca el líder de la cofradía, Mohamed Badía, por supuestamente incitar a la violencia en esos hechos.