Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) siguen hoy inmersos en una maratoniana reunión para cuadrar las cuentas de su presupuesto de los próximos siete años, aunque sus divergencias permanecen y también el aviso de veto de la Eurocamara.

Nueve horas después de que iniciase la cumbre extraordinaria que ha reunido en Bruselas a los Veintisiete, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, anunció a través de su cuenta en la red social Twitter que "ya estaba presentada la propuesta sobre el marco financiero plurianual".

"La sesión plenaria se reanudará a las 05.30 GMT", agregó Van Rompuy, aunque media hora después de su anuncio algunas delegaciones señalaron que no tenían el documento.

Las delegaciones, que ya fracasaron en noviembre pasado y se mostraron incapaces del acuerdo, reanudaron estas complicadas discusiones en busca del consenso sobre el techo de gasto de la UE durante los próximos siete años.

Tras nueve horas de cumbre, precedida por otras seis horas de encuentros bilaterales entre los líderes europeos, Van Rompuy propone a los Veintisiete aplicar un nuevo recorte de 13.000 millones de euros al marco presupuestario plurianual para la Unión de 2014 a 2020, que se suma a los 80.000 millones de euros ya planteados en noviembre.

Este "tijeretazo" situaría los compromisos de gasto comunitarios en 960.000 millones de euros, lo que supondría una reducción del techo de gasto durante los próximos siete años de 33.000 millones de euros respecto al anterior periodo presupuestario (2007-2013), dijeron fuentes comunitarias.

Las nuevas cifras planteadas por Van Rompuy establecen un total de 908.000 millones de euros para pagos, con la posibilidad de añadir 12.000 millones de forma extraordinaria, agregaron las fuentes.

El presidente del Consejo había prometido tras la fracasada cumbre de noviembre "matizar" su anterior propuesta que fijaba el gasto de la UE en 973.000 millones de euros, lo que al final ha hecho con unas cifras que no gustan a buena parte de los socios comunitarios.

Esas propuestas, sin embargo, ya fueron rechazadas al inicio de la reunión por el presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, que las consideró restrictivas y sobre las que reiteró la advertencia de veto que lleva meses repitiendo a los Veintisiete.

Se acercan además a las que se barajaban de forma previa al inicio de la cumbre y que pedían los países ricos del Norte de Europa, pero que rechazaron tanto el Parlamento Europeo (PE) por considerarlas demasiado restrictivas y deficitarias como los países mediterráneos y de la cohesión.

Las exigencias de recortes de Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Suecia, Alemania o Austria, frente a las preferencias por un mientras que Francia, España, Italia o Portugal quieren unas cuentas menos restrictivas y que preserven las políticas esenciales para ellos de cohesión y agricultura.

El desarrollo de las negociaciones ha escenificado la división entre el Norte y el Sur de la Unión Europea.

Durante su intervención ante los líderes Schulz señaló que hasta ese momento los recortes más profundos iban encaminados hacía los capítulos de investigación y educación, lo que rechazó porque, dijo, "pone en peligro la Europa del futuro".

Las políticas europeas en favor de la investigación, la educación, la formación continua, así como la exterior y la de desarrollo "son precisamente las que le dan el valor añadido a Europa", afirmó.

En la propuesta de Van Rompuy se incluyen 6.000 millones de euros para las regiones que superen un 25 % de la tasa de desempleo juvenil, una situación que afecta a 13 Estados miembros y que alcanzan sus cotas máximas en Grecia y España, ambos con un paro juvenil en torno al 55 %, según datos de Eurostat, la oficina de estadística europea.

De aprobarse, esta iniciativa estará dotada con 3.000 millones de euros procedentes del Fondo Social Europeo (FSE) y los otros 3.000 millones vendrían de la partida destinada a empleo juvenil, que se enmarca en el capítulo dedicado a los fondo de cohesión económica, social y territorial.

La cumbre presupuestaria, la segunda tras el fracaso de la cita de noviembre, comenzó esta jueves a las 19.45 GMT, tras cerca de seis horas de retraso debido a las reuniones bilaterales protagonizadas por los líderes europeos.

Si los mandatarios europeos no lograran un acuerdo sobre el presupuesto, tendrían que celebrar otra cumbre -algo complicado ante la cercanía de las elecciones alemanas- o aprobar un marco financiero año por año.

De recurrir a la presupuestos anuales, la UE debería aprobar unas ochenta bases jurídicas para los proyectos plurianuales comunitarios -como las infraestructuras o los programas de investigación-, una cuestión que no sería problemática, según indicaron las fuentes.