Los jordanos votaron ayer la composición de su nueva Cámara baja, agobiados por la crisis y con la esperanza de que mejoren sus condiciones de vida, aunque el boicot de la oposición empaña la legitimidad del Parlamento resultante. El presidente de la Comisión Electoral Independiente (CEI), Abdulilá Jatib, anunció que la participación alcanzó el 56,5 % de los votantes registrados para las elecciones, cuyo horario se extendió en una hora, hasta las 20.00 hora local (17.00 GMT). En total votaron 1,3 de los 2,3 millones de jordanos que se registraron para sufragar, un número reducido teniendo en cuenta que 3,5 millones tenían derecho a voto. El aumento en los últimos meses del paro y la retirada de los subsidios a los productos energéticos, que incitó violentas protestas en noviembre pasado, hicieron que una de las principales demandas de los electores sea una solución a la situación económica. En la escuela de secundaria Mohamed Shuraiqui, del barrio de Jilda, donde parte de la población es de origen tribal, los votantes insistieron en las reivindicaciones económicas y contra la corrupción. El profesor Mohamed al Sharaide expresó su deseo de que el nuevo Parlamento "luche contra la corrupción, reduzca el paro, baje los precios y logre que se acabe el conflicto social".