El mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, y el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, descartaron ayer un cambio de régimen en el país árabe como garantía para el arreglo político del conflicto.

"Bajo mi punto de vista, el único problema radica en que un cambio de régimen no conducirá obligatoriamente al arreglo de la situación. Aunque eso es lo que piensan algunos", dijo Brahimi durante una rueda de prensa conjunta.

Brahimi, quien llegó ayer a Moscú para mantener consultas con la Cancillería rusa, llamó a la comunidad internacional a aunar fuerzas y ayudar a las partes en conflicto a normalizar la situación, según las agencias locales.

"En Siria debe ponerse en marcha un proceso político estable (...) Ésta es la primera alternativa. La segunda alternativa sólo puede ser la somalización de Siria y las consecuencias en tal caso son fáciles de imaginar", dijo.

El mediador internacional advirtió sobre la gravedad de la situación bélica en torno a Damasco.

"Si en Damasco estalla el pánico y un millón de personas abandonan la ciudad, sólo pueden marcharse a dos lugares: o Líbano o Jordania. Ni Líbano ni Jordania pueden acoger a medio millón de personas cada uno", señaló.

Añadió que la base del arreglo político del conflicto deben ser los acuerdos de Ginebra de junio pasado en los que la comunidad internacional apostó por impulsar la creación de un Gobierno de transición. "El tiempo pasa y, posiblemente, tengamos que introducir pequeños cambios en los acuerdos de Ginebra", dijo.