El presidente de EE.UU., Barack Obama, no pudo anunciar ayer, tras reunirse con los líderes del Congreso, un principio de acuerdo que evite el "abismo fiscal", aunque se mostró "moderadamente optimista" de que en unas horas el Senado pueda consensuar al filo del Año Nuevo un acuerdo bipartidista.

Obama compareció la tarde de viernes, a cuatro días de que entren en vigor los recortes de gastos y aumentos de impuestos que precipitarían al país en el "abismo fiscal", para pedir a Harry Reid, líder de la mayoría demócrata del Senado, y Mitch McConnell, líder republicano en la Cámara Alta, que trabajen durante el fin de semana para alcanzar el consenso.

La Cámara de Representantes y el Senado se reunirán hoy mismo y se espera que, si finalmente se acuerda un plan conjunto, éste se someta a votación el día de Nochevieja para ser promulgado, casi a contrarreloj, por Obama, quien ha recortado sus vacaciones navideñas debido a la emergencia.

El presidente recordó que "nadie va a conseguir el cien por cien de lo que desea" y conminó a ambos partidos a realizar concesiones para evitar una "herida autoinfligida para la economía".

Con el comienzo del nuevo año, Estados Unidos se enfrenta a un aumento generalizado de impuestos, el fin de las prestaciones al desempleo para 2 millones de personas y fuertes recortes del gasto que nadie desea pero que se pondrán en marcha automáticamente a menos que una nueva legislación lo impida.

Obama advirtió de que los estadounidenses "están perdiendo la paciencia" ante la incapacidad de los políticos en Washington para ponerse de acuerdo sobre lo que todos dicen desear, o sea, la reducción del déficit y que no suban los impuestos para la inmensa mayoría de la población.

"Economistas y empresarios piensan que estamos llamados a crecer en 2013, siempre y cuando la política de Washington no se interponga en el camino del progreso de Estados Unidos", ironizó Obama.

La reunión de Obama durante algo más de una hora a puerta cerrada con Reid, McConnell y los líderes de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner y la demócrata Nancy Pelosi, se disolvió sin grandes anuncios y con más silencio que propuestas.

No obstante, todos los legisladores presentes se mostraron optimistas.