El pulso entre los partidarios y detractores del presidente egipcio, Mohamed Mursi, culminó ayer en una batalla campal en los alrededores del Palacio Presidencial en El Cairo que deja al país ante un escenario sombrío e incierto.

Al menos 211 personas resultaron heridas en las refriegas, según informó el Ministerio de Sanidad, aunque fuentes policiales indicaron que también se registraron dos muertos, un hombre y una mujer, una información no confirmada oficialmente.

Los manifestantes de ambos bandos se enfrentaron cuerpo a cuerpo y se lanzaron cócteles molotov, piedras y botellas vacías en las calles aledañas a la sede de la Presidencia, en el acomodado barrio de Heliópolis.

Esta zona se convirtió en un reguero de ambulancias, jóvenes corriendo, pequeños incendios causados por los cócteles molotov y destrozos en tiendas y vehículos.

Tras la multitudinaria manifestación de la víspera contra el jefe de Estado en esta zona, los islamistas decidieron responder ayer con protestas de apoyo a las últimas decisiones de Mursi.

A las puertas del Palacio Presidencial, los detractores del presidente mantenían una acampada que fue desalojada por la fuerza por sus rivales, que acudieron en masa para mostrar que Mursi cuenta con un amplio respaldo.

Con su llegada, se registraron unas primeras escaramuzas con los opositores acampados, que optaron por retirarse a calles aledañas a la espera de refuerzos.

Decenas de miles de simpatizantes de los Hermanos Musulmanes se concentraron a la entrada del Palacio Presidencial entre lemas y pancartas en favor de la nueva Constitución, que será sometida a referéndum el próximo día 15, y del acta constitucional emitida por Mursi hace dos semanas.

Este polémico decreto, que blinda los poderes del jefe de Estado ante la Justicia hasta la aprobación de la Carta Magna, ha traído una escalada de la tensión en Egipto, que ayer vivió su punto culminante.

Los islamistas, muy superiores en número, comenzaron a pintar de amarillo los muros exteriores del Palacio para borrar los grafitis anti-Mursi dibujados por los detractores, a los que acusaron de ser malos musulmanes y "baltaguiya" (matones).

Al caer la noche, comenzaron a llegar cientos de detractores de Mursi, que en la calle del Palacio quedaron separados de los islamistas por un fuerte cordón policial.

"La revolución continúa" o "que caiga el gobierno del guía espiritual" de los Hermanos Musulmanes, fueron algunos de los lemas coreados, así como el clásico "vete, vete", que durante la revolución egipcia se gritó contra Hosni Mubarak y ahora se entona contra Mursi.

Para el manifestante Said Shimi, que también participó en la marcha del martes, es imprescindible un diálogo sobre la Constitución pero también mantener la presión en la calle porque "Mursi y los Hermanos Musulmanes quieren acaparar todo el poder".

En la misma línea, los líderes de la oposición no islamista -unidos en el llamado Frente de Salvación Nacional- afirmaron ayer que continuarán su "lucha" hasta que Mursi dé marcha atrás en su acta constitucional y en la convocatoria del referéndum.

En una rueda de prensa, el premio Nobel de la paz Mohamed el Baradei, el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa y el excandidato presidencial izquierdista Hamdin Sabahi señalaron que el "régimen, autoritario y represivo, pierde legitimidad día a día".

Musa aseguró que el país atraviesa una "grave situación", pero que la oposición "permanecerá unida", mientras que Sabahi acusó a Mursi de "haber perdido toda la legitimidad".

Por su parte, El Baradei subrayó que la nueva Constitución es "inválida" y pidió al presidente que anuncie cuáles son las bases para el diálogo nacional.