El ultraderechista Anders Behring Breivik hizo hoy un saludo extremista con el brazo derecho extendido y el puño cerrado al entrar en la sala del juicio en el tribunal de Oslo, minutos antes de conocer el veredicto por los atentados de hace un año en Noruega.

Durante los tres primeros días del juicio, Breivik había repetido ese saludo al comienzo de la vista, pero luego dejó de hacerlo, siguiendo el consejo de sus abogados, que habían recibido una queja de los representantes legales de los familiares de las víctimas y los supervivientes de la masacre por considerarlo inapropiado.

Breivik recuperó ese saludo varias semanas después al término de la penúltima vista, en la que la Fiscalía había solicitado su ingreso en un psiquiátrico al considerarlo penalmente no responsable por encontrarse en estado psicótico al cometer los atentados.

La responsabilidad penal del acusado es la cuestión central que deberán decidir los jueces, que tomarán como punto de partida los dos estudios psiquiátricos que se le han practicado y que concluyeron con diagnósticos opuestos.

El primer examen lo considera un enfermo mental que debe recibir tratamiento psiquiátrico, mientras que el otro rechaza ese diagnóstico y lo declara penalmente responsable de los actos, cuya autoría él siempre ha asumido.

Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, provocando la muerte de 8 personas, para luego trasladarse en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde cometió una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron 69 personas.

Su objetivo era castigar al Gobierno laborista por considerarlo responsable del modelo multicultural que él cree constituye una amenaza para la supervivencia del pueblo noruego.