Un tribunal federal de Buenos Aires comenzó ayer el juicio contra el expresidente argentino Fernando de la Rúa (1999-2001) y otros siete acusados por su presunta responsabilidad en el pago de sobornos en el Senado en el 2000.

Más de 340 testigos desfilarán ante el tribunal durante el juicio, bautizado como "el caso de las coimas (sobornos) en el Senado", que se prolongará entre seis y ocho meses, según fuentes judiciales.

De la Rúa, acusado de "cohecho activo agravado", ocupó ayer la primera fila del banquillo de acusados y evitó hacer comentarios a su llegada al tribunal, aunque medios locales afirman que ha contratado una agencia para reforzar el trabajo de sus abogados.

De hecho, colaboradores del expresidente distribuyeron en tribunales un panfleto en el que se calificaba como "absurda y llena de contradicciones" la causa. "Yo mismo impulsé la denuncia en la Oficina Anticorrupción y levanté el secreto de Estado sobre la SIDE para que se pudiera investigar", señala el documento atribuido a De la Rúa (1999-2001).

Los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo, del Tribunal Oral Federal 3 de Buenos Aires, enjuician también a otros siete antiguos funcionarios y exlegisladores, todos acusados de cohecho por pagar o recibir coimas para la aprobación de una polémica reforma laboral en el Senado.

Junto a De la Rúa se sientan en el banquillo el exdirector de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE, servicio secreto) Fernando de Santibáñez; el exministro de Trabajo Alberto Flamarique, y los exsenadores del Partido Justicialista (PJ, peronista) Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Constanzo y Ricardo Branda.