Los blogueros que a través de las redes sociales eluden la censura en Vietnam se encuentran en el punto de mira del régimen comunista, que persigue a esta disidencia sin importarle la mala reputación que se ha ganado como "enemigo de internet".

Así lo considera Reporteros sin Fronteras (RSF), que denunció una campaña gubernamental de arrestos e intimidaciones a blogueros ante el proceso contra Nguyen Van Hai, Phan Thanh Hai y Ta Phong Tan, fundadores del portal "Red de Periodistas Libres".

El juicio contra los tres activistas, que se enfrentan a penas de hasta 20 años de cárcel por un delito de propaganda contra el Estado, fue suspendido esta semana sin nueva fecha ni explicación oficial tras la muerte de la madre de uno de los acusados.

Dang Thi Kim Lieng, se inmoló la semana pasada en protesta por la detención de su hija, Ta Phong Tan, expolicía y exmilitante del Partido Comunista, arrestada en septiembre de 2011 tras publicar en la red reportajes sobre injusticias sociales y abusos judiciales.

Peticiones de libertad para los detenidos como las de la Embajada de Estados Unidos o Amnistía Internacional no han hecho efecto en el Gobierno de Hanoi que ha visto como la extensión de la accesibilidad a internet en Vietnam, donde hay unos 30 millones de usuarios, ha roto su monopolio de la información.

A diferencia de los periodistas de diarios, radios y televisión estatales, que reciben instrucciones cada semana sobre qué pueden publicar y están sometidos a censura, a los blogueros les ha bastado un teléfono con cámara y conexión a la red para denunciar casos de corrupción de funcionarios y dirigentes locales, represión policial o expropiación forzosa de tierras.

A través de internet también se han organizado manifestaciones contra las reclamaciones chinas en el Mar de China Meridional, una disputa que los blogueros han documentado exaltando los ánimos patrióticos y, a la vez, poniendo en duda la capacidad del Gobierno para hacer valer los intereses del país.

Frente a esto, una de las respuestas de las autoridades ha sido aflojar el control sobre los medios oficiales, a los que en enero alentó a cubrir con libertad una protesta violenta de pescadores contra la expropiación de sus tierras.

La otra ha sido poner cerco a internet con medidas como un proyecto de ley que pretende prohibir la participación anónima en chats y blogs, y exigir cooperación a empresas como Google y Facebook en el cumplimiento de las leyes locales de censura, según reveló el grupo disidente con base en Estados Unidos, Viet Tan.

También, con el aumento de los recursos de vigilancia, que ha llevado a la detención de varios activistas a los que escarmientan con toda la dureza que permite la ley, o incluso más.

Este es el caso de uno de los tres blogueros en espera de juicio, Nguyen Van Hai, conocido como "Dieu Cay" -nombre de una pipa de bambú popular en las zonas rurales- detenido desde abril de 2008, a pesar de que el período máximo de prisión provisional es de 30 meses.

A los tres detenidos se les ha restringido las visitas de abogados y familiares, y limitado a una cuarta parte el dinero que el resto de presos puede recibir de sus familias para costear necesidades básicas en prisión como la comida, según denuncian organizaciones humanitarias.

Mientras, otros blogueros sufren una vigilancia constante por parte de agentes que, a menudo, termina en agresiones, arrestos y largos interrogatorios en comisaria.

"Las autoridades no se detienen ante nada para silenciar a disidentes, persiguiéndolos, asaltándolos, sometiéndolos a duros interrogatorios y deteniéndolos ilegalmente", dijo RSF en un comunicado.

Al menos 18 personas se encuentran en la cárcel en Vietnam por expresar opiniones a través de redes sociales, según RSF, que sitúa al país asiático en el puesto 172 de 179 en su índice de libertad de prensa y al que considera la tercera mayor prisión del mundo para blogueros después de China e Irán.

La Constitución de Vietnam ampara la libertad de expresión y de manifestación, derechos que se ven limitados por otras disposiciones legales como el artículo 88 del código penal que prohíbe la propaganda contra el Estado o el Partido Comunista.