Los franceses comenzaron a votar ayer, en los territorios de ultramar, en la primera vuelta de las elecciones legislativas, en las que decidirán si dan a la izquierda la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional que permita al recién elegido presidente, François Hollande, aplicar sus políticas.

No obstante, será en la jornada de hoy cuando la mayor parte de los franceses acuda a las urnas para elegir a los 577 diputados de la Cámara baja, en un escrutinio a dos vueltas, con la segunda el próximo domingo, y mayoritario en cada circunscripción.

La amplitud de la victoria de la izquierda, el peso de los aliados del Partido Socialista, el resultado de los conservadores tras la derrota de Nicolas Sarkozy en las presidenciales y el posible retorno de los ultraderechistas del Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen en la cámara, son las principales incógnitas.

Poco más de un mes después de la victoria de Hollande en las presidenciales del pasado 6 de mayo, el hastío de los franceses incidirá también en la participación, con una abstención que se estima entorno al 40%.

En general, las legislativas han constituido un respaldo a la Presidencia desde que en 2002 se decidió cambiar el calendario electoral y reducir el mandato del presidente a cinco años, el mismo que el de los diputados.

Con el objetivo de evitar cohabitaciones entre presidencias de un color político y parlamentos opuestos, esa reforma ha provocado que los franceses se interesen menos por las legislativas.