Los fiscales indonesios pidieron hoy la cadena perpetua, en vez de la pena capital, para Umar Patek, el terrorista islámico acusado de construir las bomba usadas en los atentados perpetrados en la isla de Bali en 2002 que mataron a 202 personas.

Patek, uno de los líderes de la organización Yemaa Islamiya, eslabón de Al Qaeda en el Sudeste Asiático, es el último terrorista que es juzgado en Indonesia por las bombas que estallaron hace una década en un bar, una discoteca y cerca del consulado de Estados Unidos en la isla de Bali.

Los fiscales consideraron que Patek, de 45 años, es culpable de asesinato premeditado, actos terroristas, posesión de armas ilegales y violación de las leyes de inmigración.

El acusado y sus abogados responderán a la petición de la fiscalía la semana próxima.

Está previsto que el fallo de los cinco magistrados que juzgan el caso se anuncie el 21 de junio en Yakarta.

Patek ha negado haber ensamblado las bombas de los atentados aunque reconoció que ayudó a "mezclar las sustancias químicas".

El terrorista indonesio fue detenido en enero de 2011 en la población paquistaní de Abottabad, la misma en la que cuatro meses después un comando estadounidense mató a Osama bin Laden.

El juicio en Indonesia arrancó el pasado febrero, después de que Patek fuese expatriado desde Pakistán.

Yemaa Islamiya, responsable de los atentados más sangrientos en el Sudeste Asiático, pretende establecer un califato islámico en Indonesia, Malasia, Singapur y el sur de Filipinas y Tailandia.