Los legisladores argentinos iniciaron ayer una sesión de dos días que culminará con la aprobación del proyecto de ley de expropiación de la petrolera YPF al grupo español Repsol, mientras crece la polémica sobre los problemas energéticos del país.

El oficialismo prevé repetir la contundente victoria que obtuvo la pasada semana en el Senado y lograr los votos de al menos 200 de los 257 legisladores de la Cámara de Diputados.

El proyecto de ley enviado al Congreso por la presidenta, Cristina Fernández, establece la expropiación del 51% de las acciones de Repsol en la petrolera YPF, así como de la empresa YPF Gas.

El debate ha destapado graves conflictos internos en la oposición que, en su mayoría, defiende la expropiación pero no quiere aparecer como cómplice de la gestión del Gobierno.

Dudas en la oposición

El mayor conflicto afecta a la Unión Cívica Radical, el principal grupo opositor, que decidió en bloque apoyar la propuesta e intenta evitar que varios de sus legisladores rompan la disciplina de partido y se ausenten del recinto durante la votación.

"¿Por qué en nombre de la coherencia histórica de la Unión Cívica Radical tenemos que votar junto con los que controlaron mal YPF y fueron por lo menos cómplices del vaciamiento?", se preguntó el radical Rafael Pascual, expresidente de la Cámara de Diputados, en declaraciones a medios locales.

Desde el entorno del dirigente radical Ricardo Alfonsín advirtieron ayer de que los legisladores que rompan la disciplina de partido tendrán que asumir las consecuencias.

También para el izquierdista Pino Solanas la propuesta plantea un dilema, aunque su grupo, Proyecto Sur, apoyará la expropiación pese a reconocer que el nuevo interventor de la petrolera, el ministro de Planificación, Julio De Vido, "es el responsable del vaciamiento energético".

Tal como ocurrió en el Senado, el proyecto contará en el Parlamento con el rechazo de la conservadora Propuesta Republicana (PRO) y de varios diputados del peronismo disidente.

Mientras los legisladores se preparan para una sesión maratoniana en el Congreso, el Gobierno ha tenido que salir al paso de las quejas sobre el corte del suministro que ha sacudido, al menos, a dos centenares de empresas en los últimos días, coincidiendo con una intensa ola de frío.