La candidata ultraderechista a la presidencia de Francia Marine Le Pen protagonizó ayer el mayor mitin de su campaña, 6.000 personas reunidas en una gran sala de conciertos de la ciudad de París, en el que hizo un llamamiento al voto útil que le permita pasar a la segunda vuelta.

Un objetivo que los sondeos le auguran muy complicado, pero que Le Pen considera posible porque hay "una mayoría silenciosa" que, a su juicio, sorprenderá a los responsables de las encuestas.

La aspirante habló ante la mirada de su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional (FN), y en su única intervención de campaña en la capital de Francia, a cinco días de la primera vuelta electoral del próximo domingo.

La presidenta del Frente Nacional se definió como "la candidata de la soberanía del pueblo francés, la única que defiende a los ciudadanos" frente a los "ataques de la globalización" y de la Unión Europea, a la que acusó de ser la responsable de la mayor parte de los males que sufre su país.