Millones de personas conmemoraron ayer en el noreste de Japón a las víctimas del tsunami que, hace un año, se cobró más de 19.000 vidas en esa zona y la dejó ante el desafío de una titánica reconstrucción.

Puertos, templos y auditorios acogieron numerosos actos memoriales y se unieron en una plegaria silenciosa a las 14:46 hora local (05:46 hora GMT), la misma en que la zona se vio sacudida el año pasado por el seísmo, que desató una potente masa de agua que arrasó las costas de las provincias de Iwate, Miyagi y Fukushima.

Ishinomaki, la ciudad con más muertos y desaparecidos por culpa del tsunami (3.735), fue escenario del mayor de todos los actos de Miyagi en el auditorio Big Bang, donde se concentraron unas 2.500 personas para rendir homenaje a los fallecidos.

El acto arrancó con la emotiva actuación de un coro de la ciudad frente al escenario principal, decorado con 9.000 claveles, ante la mirada de muchas familias que perdieron a alguno de sus miembros el 11 de marzo.

El alcalde, Hiroshi Kameyama, pronunció un discurso en el que expresó su tristeza por los fallecidos, agradeció el apoyo recibido desde distintas partes de Japón y del mundo e instó a continuar la lucha para reconstruir la localidad.

"A partir de ahora, con sueños y esperanza, construiremos un nuevo Ishinomaki, lo devolveremos a la vida y lo haremos crecer, pero para eso necesitamos el esfuerzo de todos", dijo Kameyama al hablar de una ciudad en la que, pese a todo, "nunca se podrá olvidar este profundo dolor".

A su vez, el gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, agradeció la labor realizada por los voluntarios y los cuerpos de seguridad en la provincia, la más afectada con 9.544 muertos y 1.688 desaparecidos.

"En el año que ha transcurrido el panorama de la ciudad ha cambiado a mejor, pero aún quedan muchos recuerdos dolorosos", recordaba Harumasa Tanokura, portavoz de las familias que perdieron algún miembro cuando el desastre golpeó Ishinomaki.

Por otro lado, miles de japoneses pidieron en Tokio el fin de la energía atómica en el primer aniversario del accidente en la central nuclear de Fukushima, que despertó el fantasma de la radiactividad en el país asiático y mantiene evacuadas a más de 80.000 personas.

Gran marcha en Tokio

El foco de las protestas contra la energía nuclear fue el céntrico parque de Hibiya en Tokio, donde se congregaron ciudadanos de todas las edades con llamativas pancartas, entre música en directo y proclamas y conferencias a pie de calle contra la radiactividad.

La llamada "Gran Marcha de Tokio" comenzó poco después de que la multitud reunida rindiese homenaje a las víctimas con un minuto de silencio a la misma hora en que hace un año se produjo el terremoto de 9 grados en la escala de Richter que desató un tsunami que costó la vida a más de 19.000 personas.

Entre una fuerte presencia policial que siguió de cerca la marcha por el distrito comercial de Ginza y la zona de ministerios de Kasumigaseki, los participantes (45.000 según los organizadores y 6.800 según la Policía) fueron divididos en grupos para no entorpecer las calles en una soleada tarde.

"Con un Fukushima ya hemos tenido bastante", dijo Yuta Ito, de 24 años y uno de los que portó a la marcha un cartel por el fin de las nucleares. "Deberían cerrar todas las centrales nucleares. En Japón tenemos la tecnología para crear nuevas fuentes de energía pero el Gobierno elige la nuclear porque es más barata", opinó.

La crisis nuclear obligó a decretar una zona de exclusión de 20 kilómetros en torno a la planta de Fukushima Daiichi por alta radiación, lo que ha supuesto la evacuación de todos los municipios de ese área, mientras que decenas de miles de personas han abandonado zonas más alejadas.