El embargo de EEUU contra Cuba cumplió ayer medio siglo de vigencia en medio de las denuncias de La Habana del recrudecimiento de una política criticada dentro y fuera de la isla por "fallida" y que para muchos sirve de coartada para la supervivencia del régimen castrista.

El largo y sostenido "bloqueo" estadounidense es, según el Gobierno de La Habana, el principal obstáculo para el desarrollo de la isla, que cifra en 104.000 millones de dólares el daño económico directo ocasionado por el embargo.

Esa medida que el 7 de febrero de 1962 impuso a Cuba el presidente norteamericano John F. Kennedy no solo persiste sino que ha intensificado sus "mecanismos de persecución y cerco", según declaraciones del Ministerio de Relaciones cubano divulgadas ayer en medios oficiales.

La Habana niega la flexibilización del embargo durante la administración del presidente Barack Obama y para ese Ministerio se ha recrudecido "sobre todo en su carácter extraterritorial a partir de una mayor persecución de las transacciones financieras de Cuba en cualquier lugar del mundo".

Las medidas decretadas por Obama para suavizar las restricciones sobre las remesas y viajes a la isla se consideran en esta como "pasos positivos" pero "no implican el relajamiento de las presiones del cerco".

El embargo económico es el principal conflicto del enfrentamiento que mantienen desde hace cinco décadas Cuba y EEUU, separados por tan solo 90 millas en el Estrecho de Florida.

Los cincuenta años de la medida se cumplen en Cuba en un momento marcado por las reformas que impulsa el presidente Raúl Castro para reactivar la economía sin renunciar al socialismo y que suponen una pequeña apertura a la iniciativa privada.

Raúl Castro en varias ocasiones se ha mostrado proclive a dialogar con EEUU pero en términos de igualdad y sin condicionamientos, al tiempo que ha criticado el "inmovilismo" y la "ausencia de voluntad política" por parte de Washington.

"Al mismo tiempo que actualizamos nuestro socialismo cambiando todo lo que debe ser cambiado, el Gobierno de EEUU sigue anclado en el pasado", dijo Castro el pasado diciembre ante la Asamblea Nacional.

Dentro y fuera de la isla, el bloqueo estadounidense acumula críticas y muchos observadores lo consideran una política fallida, que ha perjudicado principalmente a los cubanos y que al Gobierno de la isla le ha servido para mantener el estatus de "plaza sitiada" y justificar sus errores.

"El principal efecto ha sido servir de coartada al sector más ultraconservador del Gobierno cubano para justificar la represión y el desastre de la economía nacional", dijo ayer Óscar Espinosa, economista disidente y expreso político del Grupo de los 75. Espinosa apunta que el otro sector "beneficiado" por esta política es el exilio más duro de cubanos de Miami.

Otros analistas destacan que el embargo económico ha sido durante décadas una de las fuentes de "legitimación" de la Revolución Cubana. En una reciente entrevista, Carlos Saladrigas, empresario cubano y una de las figuras destacadas del exilio moderado, indicó que entre la diáspora empieza a extenderse la opinión de que el embargo ha sido ineficaz incluso para los propios emigrados, que sufren las limitaciones de esa política.