El Gobierno griego no logró ayer, un día más, cerrar el acuerdo que le exige la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI para seguir recibiendo financiación internacional, pese a que durante la jornada se informó de avances que parecían definitivos.

El Gobierno heleno del exbanquero Lukas Papadimos decidió posponer hasta hoy la crucial reunión entre el primer ministro y los líderes de los partidos de la coalición gubernamental -socialdemócratas, conservadores y ultraderecha- que debe refrendar un pacto que en principio debe recoger las exigencias internacionales de que se incrementen más las medidas de austeridad.

Este encuentro viene aplazándose día tras día desde el domingo, en medio de una gran expectación en los mercados internacionales y el creciente descontento social en Grecia. Durante la tarde de ayer parecía evidente que se habían logrado avances en las negociaciones entre Papadimos y el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, por un lado, y los representantes de la "troika", por el otro.

Una fuente del Ejecutivo heleno aseguró incluso que se había alcanzado un principio de acuerdo, si bien reconoció que se trataba "sólo de un borrador" y que no podía considerarse cerrado "hasta que no reciba el visto bueno de los líderes políticos". Pero poco después se anunció que se volvía a convocarse una reunión extraordinaria de Papadimos con los emisarios de la CE, el BCE y el FMI.

Una fuente gubernamental se limitó a explicar que esto se debió a que "aún quedan algunas cuestiones abiertas" en la negociación e hizo referencia a la reducción del gasto público, que el gobierno griego accede a recortar en 2.300 millones de euros, pero que la troika quiere que sean 3.300 millones.

Los representantes de la CE, el BCE y el FMI exigen también drásticas reducciones de salarios y pensiones, además de 15.000 despidos de funcionarios hasta el final de año, con la amenaza de que si no se ratifican estas medidas, no habrá un nuevo préstamo de 130.000 millones de euros y tampoco permitirá que se proceda a la quita de la deuda pactada entre Grecia y los bancos privados.

Sin préstamo y sin quita, Grecia se encaminaría hacia la bancarrota el 20 de marzo, cuando debe desembolsar 14.400 millones de euros en vencimientos de deuda, de los que ahora mismo carece.

Yorgos Karatzaferis, líder del ultraderechista LAOS y tercer socio de la coalición de gobierno, criticó ayer duramente a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, acusándoles de haber procedido con un "segundo Múnich", en referencia a la conferencia de 1938 en la que Francia y Gran Bretaña transigieron ante las demandas de Adolf Hitler.

"Grecia hace frente a una campaña agresiva de humillación y eso el gobierno griego está obligado tenerlo en cuenta", denunció.

Además, advirtió de que no apoyará un acuerdo que "esté en contradicción con la Constitución griega" y exigió que el Parlamento Europeo se pronuncie sobre si las exigencias de la UE a Grecia son conformes a los tratados europeos.