Grecia mantuvo a la UE un día más en vilo tras posponer ayer el Gobierno de Lukás Papadimos una crucial reunión en la que debería haber contestado a las exigencias de nuevos recortes a cambio de otro préstamo internacional para evitar la bancarrota del país.

Y eso a pesar de la presión de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, Nicolas Sarkozy, quienes reunidos en París, dijeron ayer que el "tiempo se agota" para Atenas.

Por la mañana Panos Beglitis, portavoz del socialista PASOK, uno de los tres socios de la coalición que gobierna Grecia desde octubre, reconoció que la "troika" había dado de plazo hasta el mediodía de ayer para obtener una respuesta clara.

Sin embargo, a media tarde el Gobierno decidió aplazar un día más su decisión, debido a las diferencias que suscitan las exigencias europeas en el seno de la coalición.

La "troika" que conforman la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, exigen a Grecia una fuerte reducción de los salarios, la eliminación de las pagas extras, la rebaja del salario mínimo, y recortes de pensiones y gasto público, a lo que los partidos del Gobierno se resisten a firmar ya que temen que la austeridad hunda al país aún más en la recesión que sufre desde hace tres años.

"Nos están pidiendo más recesión. Y yo lucho contra ello", criticó ayer el líder de la conservadora Nueva Democracia (ND), Antonis Samarás, a la salida de una reunión de cinco horas con Papadimos y los otros dos líderes de las formaciones del Ejecutivo (socialdemócratas, conservadores y ultraderechistas).