En un claro desafío al Gobierno británico, el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, presentó ayer en Edimburgo su plan para la celebración de un referéndum sobre la independencia, que se celebraría en 2014.

En el Palacio de Holyrood, sede del parlamento escocés, Salmond invocó "el derecho de la gente a decidir sobre su futuro" para presentar un plan que consiste en la celebración de un referéndum que planteará la pregunta: "¿Está de acuerdo en que Escocia sea un país independiente?".

Fue una jornada de símbolos y referencias. El discurso de Salmond coincidió con la celebración del "Día de Burns", una de las fiestas más tradicionales y genuinamente escocesas, que conmemora el nacimiento del poeta Robert Burns.

En una fecha tan significativa, el ministro principal calificó la consulta como "la decisión más importante de la gente de Escocia en 300 años" y dijo que "un país que habla con voz propia muestra más altura en el mundo y toma responsabilidades sobre su futuro".

En contra del criterio del Gobierno británico, que acepta con condiciones la celebración de la consulta antes de 18 meses, Salmond propone que se celebre en otoño de 2014, ampliar el derecho a voto de los escoceses de 16 y 17 años, además de contemplar una tercera opción por la que Escocia asumiría más competencias de Londres.

Dudas legales

Las dudas legales sobre la capacidad de Edimburgo para proponer la consulta y que su resultado sea vinculante no están muy claras en un país donde no hay Constitución escrita.

El primer ministro británico, David Cameron, dijo recientemente que aceptaba la celebración de la consulta, pero imponía, además de que se llevara a cabo antes de un año y medio, que solo se preguntara sobre la independencia.

Pero Salmond lo quiso dejar claro ayer en el Parlamento: "La gente que vive y trabaja en Escocia está en la mejor posición para decidir su futuro" y recordó en este sentido la legitimidad de su Gobierno nacionalista, con una amplia mayoría absoluta en el Parlamento.

A pesar de la negativa de Londres, Salmond justificó la posibilidad de plantear, además de la pregunta sobre la independencia, una segunda sobre la permanencia en el Reino Unido pero con mayor autonomía.

El líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP, siglas en inglés) dijo que es antidemocrático eliminarla si la gente la apoya, aunque reconoció que no es la que él defiende.