Human Rights Watch (HRW) criticó ayer con dureza el doble rasero de muchos países occidentales, que defienden los valores democráticos en el mundo pero al mismo tiempo se muestran complacientes con sus "amigos autócratas" del mundo árabe.

La organización presentó ayer por primera vez en El Cairo su informe anual con el objetivo de mandar un mensaje de apoyo a las revoluciones democráticas que han recibido el nombre de primavera árabe.

Esa misma intención marca la pauta del estudio de este año, que se congratula por la aparición de estos movimientos populares y reclama a los países democráticos que abandonen la "excepción árabe" y se vuelquen en facilitar las transiciones en esta región.

En la presentación, el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, cargó contra Occidente por su apoyo a los autócratas a cambio de una supuesta estabilidad, pero también contra las democracias del Sur (como India o Brasil) por su escasa implicación, y contra las dictaduras por aumentar la represión por temor a un contagio.