El presidente alemán, Christian Wulff, afirmó ayer que no piensa dimitir, en medio de la polémica por el crédito aceptado de una familia de empresarios, aunque admitió como un "grave error" la llamada telefónica que hizo al popular diario Bild para tratar de frenar la difusión del caso.

"Asumo con agrado mi responsabilidad, pero no he cometido ninguna irregularidad", aseguró Wulff, en una entrevista a las televisiones públicas alemanas ARD y ZDF, para explicar que con su llamada al rotativo sólo pretendió "retrasar" la publicación de esas informaciones para proteger a su familia.

Tras semanas bajo presión por sospechas de corrupción en sus tiempos de primer ministro de Baja Sajonia, Wulff negó haber cometido irregularidad alguna, tanto al aceptar un crédito de una familia de empresarios como al pasar sus vacaciones en Italia, España u otros lugares, invitado por hombres de negocios locales.

Su llamada a Bild, dos días antes de que sacara la primera información sobre el caso, fue "un grave error, indigno de un presidente", dijo, y pidió "comprensión" por su proceder "humano" y recordó que al día siguiente telefoneó al director del medio, Kai Dieckman, para disculparse.