Una treintena de presos políticos se ha beneficiado de la última amnistía decretada por el Gobierno en Birmania (Myanmar) en el 64 aniversario de la independencia del país, informaron hoy fuentes de la oposición.

Los presos políticos se encontraban en nueve penitenciarias repartidas por todo el país y el grupo más numeroso, diez personas, corresponde al presidio de Obo, en la ciudad de Mandalay, en el centro del país.

La oposición democrática, Estados Unidos y organizaciones de derechos humanos han criticado la medida como insuficiente.

"No es un paso de la magnitud que nos hubiera gustado ver", dijo ayer la portavoz del departamento de Estado de EEUU Victoria Nuland, antes de añadir que sin el excarcelamiento de todos los presos políticos "será difícil" que se normalicen las relaciones.

David Mathieson, de la ONG Human Rights Watch, opinó que la amnistía "no es diferente de las previas en las que miles de presos fueron liberados o tuvieron su condena reducida y de éstos solo un puñado eran activista políticos".

Las autoridades birmanas aprobaron dos amnistías en 2011, una en mayo que benefició a 14.758 convictos, entre ellos un grupo de presos políticos, y otra en octubre, que abarcó a 6.359 condenados, incluidos algo más de 200 activistas.

El número de presos políticos en Birmania es difícil de conocer porque las autoridades solo reconocían unos pocos cientos a principios de 2011, mientras que la Liga Nacional por la Democracia (LND), el principal partido de la oposición, tenía 600 el pasado noviembre.

La Asociación de Asistencia a los Presos Políticos de Birmania ofrece una lista con 1.572 nombres.

Birmania atraviesa una etapa de transformación hacia una sociedad más abierta y plural después de casi medio siglo sometida a regímenes militares dictatoriales.