El presidente de EEUU, Barack Obama, marcó ayer en una ceremonia con soldados en Carolina del Norte el fin de la guerra de Irak y recordó que dejan un país "estable", nueve años después de la invasión planeada por su predecesor, George W. Bush.

En su primer viaje a la base militar de Fort Bragg desde que asumió el poder, Obama recordó que se trata de un "momento histórico" pues los soldados volverán antes del 31 de diciembre.

Desde un hacinado hangar de la base, Obama pronunció un discurso muy distinto al de "misión cumplida" que Bush dio dos meses después del inicio de la guerra en marzo de 2003, pese a que el conflicto aún estaba lejos de quedar cerrado.

Arropado por los soldados y sus familias, en Fort Bragg, Obama no escatimó en agradecimientos a las tropas por el "extraordinario trabajo" realizado en Irak, que ha permitido dejar tras de sí "una nación estable y soberana".

Obama, que decidió en octubre la retirada de las tropas de Irak antes de fin de año, reconoció que el país árabe "no es un lugar perfecto" y tiene muchos desafíos por delante, pero ha logrado "un gobierno representativo elegido por su pueblo".

Asimismo, quiso subrayar que gracias a los avances en Irak, las tropas de EEUU podrán abandonar Afganistán en 2013, y han logrado que los terroristas de Al Qaeda no tengan un lugar donde refugiarse y que Osama bin Landen, asesinado en una operación encubierta en mayo, "nunca jamás vuelva a pisar la faz de la tierra".

La polémica invasión de Irak fue diseñada por la Administración Bush con el apoyo en la Cumbre de las Azores del Gobierno británico de Tony Blair, del español de José María Aznar y del portugués de José Durao Barroso, y sin la aprobación de Naciones Unidas.

Las operaciones comenzaron en marzo 2003 y dos meses después Bush dio un discurso en el portaaviones "Abraham Lincoln" sobre la "misión cumplida" en Irak, tras tomar el control del Bagdad.

Nueve años después, Obama, que llegó a la Presidencia con la promesa de salir de Irak, quiso centrar su discurso en agradecimientos a las tropas por su sacrificio que, según recordó, se ha traducido en cerca de 4.500 vidas de soldados estadounidenses y de 100.000 iraquíes desde su comienzo.

"Nuestros esfuerzos en Irak han tomado muchos giros. Han sido una fuente de gran controversia aquí, pero ha habido una constante: su patriotismo y compromiso para completar la misión", dijo Obama ante los soldados de Fort Bragg.